En los pueblos que celebran San Antón, allá por el mes de Junio, festividad de San Antonio, se compraba un lechoncillo que se echaba por las calles del pueblo, para ser alimentado por los vecinos; se le ponía un campanillo en el cuello para que se escuchara cuando llegaba a la puerta de la casa, que tenían obligación de darle comida; normalmente eran las sobras de las comidas de dichos vecinos.
El marranillo solía cobijarse en casas abandonadas o en la chiquera vacía de algún vecino.
Cuando llegaba la fiesta de SAN ANTÓN, en Enero, se sacrificaba y servía de comida para toda la vecindad del pueblo. Comida que se hacía en la plaza del pueblo para todos los vecinos.
S.Sánchez Molina.
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